En nuestra visión las
elecciones del domingo revelan que hubieron muchos perdedores, es cierto que la
Alianza perdió más Municipios que la concertación y que el oficialismo rebajó
su votación en 550 mil votos, pero,
también es cierto que la democracia cristiana bajó su votación en más de 200
mil sufragios, los socialistas retrocedieron en casi 180 mil votos, el PPD
mermó su caudal electoral en 110 mil papeletas y el partido comunista más la
izquierda cristiana redujeron su apoyo en más de 45 mil votos y los humanistas
perdieron casi 38 mil sufragios.
No nos haremos cargo
del alza del PRI, que más que duplicó su votación ni del MAS o del PRO, que
aparecen como agrupaciones insignificantes, pero que en la suma hacen que la
votación de los grupos de “centro izquierda” hayan tenido un descenso
simplemente catastrófico a pesar de las voces triunfalistas que salen desde cúpulas
que escasamente se representan a si mismas abandonando sin pudor los
planteamientos “doctrinarios” con los que han tratado de reclutar a mucha
gente.
Pensamos que los
grandes ganadores de la “fiesta republicana” del domingo fueron la desidia, la
apatía, la falta de compromiso con el país, la monstruosa abstención y el
violentismo que parece estar sentando sus reales buscando legislación callejeras
en remplazo de un Congreso que por la mediocridad de muchos de sus miembros y
la farándula que encandila a otros sigue abdicando de sus obligaciones para con
los ciudadanos y para con la Patria.
Nuestro punto de
vista nace de una especulación, que consideramos hasta cierto punto grave,
sobre si nuestra clase política tendrá las capacidades para entender el fuerte mensaje
que les mandó el “soberano”, si los partidos políticos tendrán la fuerza y las
ganas de realizar las necesarias modificaciones, además, por cierto en la duda
que nos asiste sobre si en Congreso es posible que cumpla con sus deberes de
legislar bien y de fiscalizar seriamente las acciones del Poder Ejecutivo.
La ciudadanía hizo
una publica demostración de estar asqueada con la falta de calidad, insignificancia,
falta de moralidad y una absoluta inconsecuencia de gran parte de una clase política que parece haber llegado
a posiciones de privilegio con más ganas de servirse que de servir a sus
mandantes, los que a cada rato nos dan mayores demostraciones de banalidad con
una trivialidad que sencillamente tiene a la ciudadanía hastiada de los manejos
y actuares repugnantes de los que es testigo.
Cómo demócratas y
libertarios nos duele lo que está sucediendo, creemos que es el resultado
palpable de una predica de odiosidades, que ya lleva más de 20 años, y de una destrucción sistemática de todos los
frenos societarios y morales, lo que nos arriesga a la aparición de líderes populistas, de corte
chavista, que, siguiendo las enseñanzas del dictador venezolano, o de su padre
espiritual, el chacal caribeño que tiraniza a Cuba, logre arrebatarnos todas
las libertades tan dificultosamente obtenidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario