¿Torre
Eiffel u otro Transantiago de la Concertación?,
por
Sergio Melnick.
Lagos,
en 2006, colocó la primera piedra del Costanera Center y no había
permiso de edificación. Las instituciones entonces no funcionaban.
En este tema y otros, el ministro Bitran puso el punto sobre las íes
en obras públicas, pero el resultado fue que lo echaron. El año
2007, él había requerido una estación de la línea 4 del metro
como parte de las mitigaciones. Sergio Bitar dijo en 2008 que el
Gobierno no financiaría obras de mitigación. Pero a Bitar el tema
se le fue totalmente en collera, acoplado al drama de la rotonda
Pérez Zujovic, que es parte del problema nunca solucionado. En
diciembre de 2009, Bachelet reinauguró los trabajos del Costanera
Center, curiosamente una semana antes de las elecciones, y Paulmann,
cándidamente, reconoció la movida política. El resultado fue
obvio: no se hicieron las obras de mitigación, y Moya pagará. Como
siempre.
Ahora
faltan días para la apertura parcial del mall, y ésta será
otra herencia oscura de Lagos y Bachelet, tal como el Transantiago
mismo. Nuevamente un caso de mala gestión, voluntarismo y política
de mala calidad. Nunca debemos olvidar que popularidad no es sinónimo
de buen gobierno. Por ello, ésta es otra difícil explicación que
tendría que dar Bachelet, si decide finalmente venir a postular por
la Presidencia.
La
Concertación tiene sus aportes históricos, no cabe duda. El más
importante, para mí, fue un adecuado clima de gobernabilidad por 20
años, logro no menor para un país como el nuestro. Pero, claro, la
economía se les vino abajo paulatinamente, por una sistemática
falta de interés en la importancia del crecimiento económico, que
es la madre de todas las batallas del desarrollo, aunque no la única.
La peor gestión de todo ese período fue la de la dupla
Bachelet-Velasco, que, aun con grandes condiciones y muy buen precio
del cobre, lograron pésimos resultados en la economía, con aumento
del desempleo y caída de la inversión y la productividad año tras
año de su gestión. ¡Hasta aumentó la pobreza en su período! Y
además nos dejaron varios presentes griegos. El Transantiago es
literalmente una vergüenza nacional, por lo mal diseñado, lo peor
implementado y una carga financiera que supera los límites de la
prudencia y que no tiene cómo bajar nunca más. Sin el Transantiago
no sería necesaria una reforma tributaria para financiar la
educación. Increíble.
Pero
hay otros «transantiagos», con otros nombres. Por ejemplo, Bachelet
con Velasco quebraron económicamente a la Enap y nadie entiende muy
bien cómo lo lograron, pero lo hicieron. Es casi una proeza
económica, que probablemente sólo los argentinos sabrían hacer. Y
Velasco da charlas por todos lados sobre el buen manejo económico,
siendo él mismo quien reventó el presupuesto público, dejando un
déficit de 3,5%, haciendo caso omiso de la buena regla de equilibrio
fiscal de Eyzaguirre. EFE es otro de los desastres que acarreamos sin
mucho destino. Las pérdidas seguirán para siempre. También lo
fueron la Cenabast, el Sename, la Conadi, Chiledeportes, en fin.
Pues
bien, otro Transantiago lamentable de Bachelet será el complejo
Costanera Center, que ella inauguró sin demasiado recato y menos
visión de futuro. En ese proyecto se vulneraron todos los principios
elementales de la buena administración del gobierno y de la ciudad.
Un proyecto que quizás nunca debió existir como tal en ese lugar, y
que se inicia ahora sin las obras básicas de mitigación, en una
zona donde el tráfico ya estaba totalmente colapsado hace un buen
tiempo. No era una sorpresa. Era todo previsible, tal como el
Transantiago, pero todo se hizo muy mal.
Paulmann,
con una pachorra casi sorprendente, se atreve a comparar su monstruo
urbanístico a la torre Eiffel, lo que sólo ha causado risas entre
la población informada. Su edificio es sólo unos pocos pisos más
alto de otro aledaño, que nunca mostró esos aspavientos. ¡Una
grandilocuencia que dejará tantos perjudicados y tantos costos para
Moya!
En
la zona aún se siguen construyendo otros edificios que harán tanto
más grave la situación. ¿De quién es la culpa de todo esto?
Probablemente de muchos actores públicos, pero fundamentalmente del
gobierno de la época, que lo permitió y hasta lo estimuló, como ya
sabemos.
Yo
espero que el Presidente Piñera no concurra a la apertura de este
gran error urbanístico de Santiago. Lo que sí corresponde es que
venga Bachelet a la inauguración del proyecto que calificó como el
“símbolo de la pujanza de la sociedad”, y dé la cara para el
futuro.
Nota
de la Redacción:
Ayer
La Moneda anunció que el Presidente Sebastián Piñera no asistirá
a la inauguración de la primera etapa de esta monstruosidad
arquitectónica que será la desgracia del comercio y los habitantes
de la zona en que está emplazado, donde los tacos serán infernales,
porque, como todo lo que hizo la concertación, se le rebajaron los
requisitos y se eliminaron obras de mitigación.
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