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sábado, 24 de mayo de 2014

Abortar la oposición, por Pablo Ortúzar.






Abortar la oposición,
por Pablo Ortúzar.


El mensaje       Presidencial de Bachelet fue superficial y demoroso, como la reconstrucción del norte y de Valparaíso. Al igual que su programa, y copiado en buena medida de él, lo dicho no pasó de eslóganes y lugares comunes sin detalles ni plazos. Esto no es porque sus asesores no puedan escribir algo mejor: es la forma de hacer política que se terminó instalando en la antigua Concertación. Consiste en decir poco y nada en un tono dulce, victimizarse frente a cualquier discrepancia, cooptar y desmovilizar cualquier oposición, favorecer a su clientela política y hacer finalmente lo que quieran. El movimiento estudiantil conoce esta estrategia, la oposición política también. Lo que no saben es cómo no ser derrotados por ella.


El aporte al "diálogo democrático" de esta forma de entender la política es nulo, ya que parte del supuesto de que el lenguaje no es un medio de comunicación, sino un arma al servicio del poder, tal como la entendían los sofistas. Por esta razón, no sorprende que uno de los hitos del mensaje haya sido una alabanza hipócrita al proceso de tramitación de la reforma tributaria en la Cámara Baja, que el ex Ministro Aninat calificó como una mancha negra en la historia política de Chile. Ese elogio fue una notificación a la oposición interna y externa al Gobierno: quien lo desafíe será considerado obstruccionista o retardatario. La democracia, en fin, será entendida como el ejercicio mediante el cual el grupo que se designa representante de la mayoría contingente se encarama al poder y patea la escalera.


Un ejemplo de esto es que luego de decir hasta el cansancio que no acabarían con la educación particular subvencionada y acusar de "campaña del terror" a quien lo dijera, la Diputado Yasna Provoste, por error, confirmó en una entrevista posterior al discurso que arrasarían con ella.


Sin embargo, las loas de Bachelet al bochornoso proceso de reforma tributaria también demuestran otra cosa: que el Ministro Arenas no fue capaz de mantener a flote la reforma por sí solo y no logró el objetivo original del Ejecutivo, que era recibir el 21 de mayo con la iniciativa aprobada. Y se ve que la mano en educación no viene mucho mejor. Los adversarios de La Moneda parecen haber estado por sobre las expectativas del grupo de poder que la controla, además de haber rebasado los límites de la centroderecha, tal como han reflejado las críticas surgidas en el mundo de la centroizquierda y de los gremios. Luego, el trabajo Gobiernista de cooptación, desmovilización, distracción y división del adversario será reforzado durante las próximas semanas. Y eso se dejó ver en el discurso.


Primero, ya que el movimiento estudiantil universitario se encuentra cooptado por completo por la Nueva Mayoría, Bachelet entregó a los secundarios un preciado tributo: pase escolar sin limitaciones. Haciendo lo que Lavín no hizo, Bachelet sabe que desconecta focos de conflicto y aísla a los liceos de excelencia que se levantaron contra el fin de la selección.


Segundo, un artefacto extraño dentro del discurso fue la introducción de un programa abortista. Y vale la pena reflexionar respecto a la función política de éste: el debate "valórico" fracciona a la oposición ciudadana que comienza a cuajar y sirve para distraer a la opinión pública de las reformas que está imponiendo el Gobierno.


En otras palabras, dividir para gobernar. Pero con tono maternal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

por eso yo admiro la gordura de michel machiavello chanchelet.

Anónimo dijo...

por eso yo admiro la gordura de michel machiavello chanchelet.