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martes, 17 de junio de 2014

Los patines y la educación de Eyzaguirre, por Gonzalo Müller.






Los patines y la educación de Eyzaguirre,
por Gonzalo Müller.


El Ministro Eyzaguirre encontró una imagen para reflejar lo que inspira la reforma educacional presentada por el Gobierno: los patines. A su juicio, el problema de la educación escolar en Chile se puede resumir en que hay jóvenes que van en patines a alta velocidad y otros a pie pelado, por lo tanto, lo primero es bajar de los patines a los que van muy rápido.


Es difícil de creer, pero la brutal honestidad del Ministro de Educación deja poco espacio a la duda: la decisión es nivelar hacia abajo, pues que nadie pueda acceder a algo mejor es más importante que asegurar y garantizar a todos una educación de calidad. Se trata de bajar de los patines a los alumnos que, en su opinión, gozan del injusto privilegio de una educación mejor, desconociendo el esfuerzo y el derecho de sus padres a darles algo que el Estado no ha sido capaz de ofrecer.


Bajo esta lógica, podemos entender que el primer paquete de reformas apunte a limitar, sino derechamente a entorpecer, el trabajo de los colegios particulares subvencionados. Si se buscara asegurar una verdadera igualdad de oportunidades, el debate y la reforma estarían centrados en la calidad y no en la compraventa de infraestructura.


Peor aún es que la reforma desconfíe de los padres y de sus decisiones. Lo que el Ministro persigue es bajarlos de los patines también a ellos, desconociendo su derecho a elegir la educación de sus hijos, en base a que no todos lo podrían hacer o a que no estarían accediendo a información que les permita tomar una buena decisión. Así, en vez de avanzar en garantizar a todos los padres el derecho a elegir, se prefiere limitarlo o negarlo a quienes lo han obtenido por su propio esfuerzo. Nuevamente, nivelar para abajo.


Las fallas en calidad de nuestro sistema educacional son evidentes, por eso no extraña que más del 60% de las personas quiera una reforma educacional, pero Eyzaguirre sigue centrando su discusión en la propiedad de los colegios y nunca en cómo mejorar la calidad que ofrecen todos los establecimientos.


La base de la lógica igualitaria que soporta ideológicamente esta reforma es ineludiblemente lo que ejemplifica el ministro: partir por nivelar hacia abajo, sin importar que los costos de este experimento social sean asumidos por los estudiantes y familias de clase media que estudian en la educación particular subvencionada. El problema del Mineduc es que los actores sociales de la educación no sólo no comparten su visión sobre el problema, sino que van notificándose de que sólo en la medida en que ejerzan su derecho a oponerse a estos cambios lograrán influir en que no se afecte lo que ellos consideran una buena elección educacional para sus hijos.


Los chilenos se merecen que el Ministro de Educación destine la pasión que derrocha en defender la ideología de su reforma, a pensar y a ponerse en el lugar de los padres y niños a los cuales está afectando. El ideal de la educación al que debemos avanzar es que todos tengan patines, no que todos anden a pie pelado.

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