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viernes, 13 de abril de 2012

Aumento de asignaciones en el Parlamento, por Mario Montes.



Aumento de asignaciones en el Parlamento,
por Mario Montes.



La discusión sobre el aumento las asignaciones de los Parlamentarios, dos millones de pesos por cada uno de los Honorables, nos parece francamente insólita, sobre todo por los ribetes vergonzosos que ha tenido la disputa, en la que no han faltado las falsedades, las descalificaciones ni los extraños  ataques de moralidad de algunos de los participantes.



Creemos que da los mismo si la razón en de esta situación tiene la razón el Senado, la Cámara de Diputados, los Senadores Camilo Escalona, Jorge Pizarro o Ricardo Lagos, o el Diputado Fidel Espinoza, lo grave es que los Parlamentarios se están transformando en una clase que tiene prebendas especiales que al parecer les hacen perder el foco de la realidad que vive el país.



El oficio del entonces Presidente del Senado, Guido Girardi, pidiendo, por medio de un oficio, Presidente del Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias, Sergio Páez, de fecha 19 de marzo de 2012, el día antes de dejar la testera de la Cámara alta, en aumento de las asignaciones argumentando que existían “recursos disponibles" para cubrir un aumento de $2 millones para los "gastos operacionales de cada Senadora y Senador”.



Lo cierto es que nos parece un absurdo que se pretenda justificar este acrecentamiento de los estipendios de los Senadores, que los Diputados recibirían desde enero, con explicaciones ridículas de que necesitan los fondos extras para cumplir con sus obligaciones de “representantes” del pueblo, destacando profusamente que esos dineros no van a los bolsillos de los Legisladores.



Grave nos parece que los Asambleístas se asignen,  por medio de una Comisión que responde a las peticiones de ellos, una nueva asignación, equivalente a casi 11 salarios mínimos brutos, que podrían dedicar a abrir secretarías políticas en sus Circunscripciones electorales, con cargo a los dineros del Estado, para así perpetuarse en los cargos que ostentan.



De extrema gravedad nos parece que los Parlamentarios, esa clase dorada a la que se le paga hasta los gastos por asistir a sus trabajos y los celulares que usan para sus comunicaciones, entre otros beneficios, sigan dando el espectáculo penoso de ponerse por sobre la realidad nacional, sobre las prioridades públicas y por sobre las necesidades de un pueblo agobiado.



No nos extraña la escasa calificación que la ciudadanía tiene de estos personajes, ni tampoco las dudas que tiene el país sobre la eficiencia de los inmensos recursos que se destinan al Poder Legislativo, pareciera que quienes ejercen esos cargos se esforzaran por acrecentar las malas evaluaciones ciudadanas y que intentaran hacer añicos la Institucionalidad democrática del país.



No nos parecería raro, que con el triste show que nos están brindando las Autoridades legislativas, que hace que muchos piensen que es una actividad cara para el país y absolutamente inútil, apareciera un populista, como Hugo Chávez, que se propusiera entre sus metas hacer estallar el sistema para establecer un sistema unipersonal y liberticida.

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