De Andrés Schmied a Douglas Pollock,
por Hermógenes
Pérez de Arce.
Andrés
Schmied es un comentarista de este blog que ha atribuido al Gobierno Militar,
en una retahíla digna de Camila Vallejo, la siguiente lista de hechos:
"Prats, Leighton, Letelier, Degollados, Quemados vivos, Operación retiro
de televisores, "desaparecidos" (sus comillas), torturas, etc.
etc.", y luego me acusó: "irse de negativa no convence lo
suficiente". Veamos:
1)
Prats: Murió por una
bomba colocada por Michael Townley, ciudadano norteamericano vinculado a la
CIA, agencia que tenía interés en que no se conspirara en el exterior contra el
gobierno chileno de entonces. ¿Qué mejor prueba de inocencia de éste que haber
entregado precisamente a Townley a los EE. UU.? Pero hoy hay oficiales chilenos
presos acá, sin fundamento, por el caso Prats. Por eso el juicio se eterniza.
Uno de ellos, Christoph Willecke, me refirió que la jueza argentina María
Servini de Cubría, que investigó el caso allá y vino a interrogarlo acá, le
dijo, cuando él alegó inocencia: "Si yo sé que usted es inocente, pero
quiero que me diga todo lo que hacía la DINA". Es un proceso político, sin
fundamento jurídico ni judicial.
2)
Leighton: ese atentado
se investigó y falló en Italia y fueron condenados extremistas italianos. Nunca
nadie acusó al Gobierno Militar, salvo la propaganda marxista que ha absorbido
Andrés Schmied.
3)
Letelier: mismo caso de
Prats. Pinochet entregó al autor, Townley, a los EE. UU. ¿Lo habría hecho aquél
si hubiera tenido alguna responsabilidad? El propio hijo de Letelier y actual
senador afirmó en entrevista a "El Mercurio" que no había encontrado
una sola prueba que vinculara al Presidente Pinochet al atentado.
4)
Degollados: el Gobierno
Militar procuró que se designara ministro en visita apenas se supo del
secuestro de los tres dirigentes del FPMR y del partido comunista. Cuando el
ministro fue designado, la CNI le informó que habían sido carabineros los
autores, actuando sin orden superior. El general Mendoza debió renunciar a la
Junta por ese triple crimen, aunque no era responsable de él (responsabilidad
del mando).
5)
Quemados vivos: No
fueron uniformados quienes los quemaron ni fueron condenados por eso, sino por
no haberlos conducido a un hospital. El ministro sumariante que investigó el
caso, Alberto Echavarría Lorca, sentenció que la combustión se produjo
"debido a un movimiento de la joven y la caída y la rotura del envase de
esos elementos (incendiarios que llevaban los jóvenes), causando quemaduras
graves a los dos...".
6)
Operación retiro de
televisores: cuando la Junta supo del caso Lonquén, muertes y entierro
ejecutados por personal inferior de una comisaría sin conocimiento siquiera de
sus jefes, y apreció el impacto negativo en todo el mundo, ordenó una
investigación interna de casos similares, que ella desconocía y que estaban
amnistiados. Dio garantías de que la confesión no tendría consecuencias para
quienes los revelaran, y en una mala decisión, en lugar de entregar los restos
a las familias y publicar los hechos, ordenó lanzarlo secretamente al mar. Pero
no habían sido muertes de responsabilidad de la Junta. Su ocultamiento sí fue
de responsabilidad del Gobierno Militar.
7)
Desaparecidos. Casi
todos los casos tuvieron lugar en los primeros meses de la lucha contra veinte
mil terroristas que había en el país. En total los desaparecidos fueron 979,
según Rettig. Entre 1975 y 1990 sólo hubo 23 casos. En el país desaparecen 30
mil personas al año (denuncias de presunta desgracia sin que se encuentre a la
persona dentro del año). Paulatinamente se van comprobando las muertes de los
desparecidos y algunos han resultado estar vivos. Casi todas las muertes
tuvieron lugar en los primeros meses de la lucha.
8)
Torturas. Siempre las hubo en Chile, antes de 1973. Una de las razones que cita
el Acuerdo de la Cámara de 23 de agosto de 1973 para pedir la intervención
militar fueron las torturas del gobierno de Allende contra opositores. Abogados
socialistas denunciaron las torturas a miristas por parte del gobierno de Frei
Montalva, en 1970. ¿Podía pretenderse que ese mal hábito tradicional
desapareciera cuando llegó un gobierno militar y había veinte mil guerrilleros
que cometían atentados
terroristas?.
La
retahíla de Andrés Schmied merecía esos matices.
Por otra
parte, Douglas Pollock aportó el siguiente comentario, muy valioso, porque
muestra lo que hizo y puede hacer un gobierno de derecha, a diferencia del
actual V Gobierno de la Concertación, en materia económica:
"Para
los habitantes zombis de este país de hoy debe ser propio del Lejano Oriente o
Europa que un gobierno simultáneamente, entre 1987 y 1990:
• redujo
la inflación a un dígito,
• redujo
la cesantía a niveles Keynesianos, (cinco por ciento en enero de 1990, agrego
yo),
• creció
a tasas promedio superiores al 7%,
• redujo
la deuda externa,
• redujo
la diferencia entre ricos y pobres en forma sostenida, (según CASEN la
diferencia entre el diez por ciento más rico y el más pobre en 1990 era de 30,5
veces; hoy el gobierno de Piñera celebra haberla reducido de 46 a 35 veces,
agrego yo),
• bajó
los impuestos del IVA de un 20% a un 16% y el impuesto de 1ª categoría de un
15% a un 10%,
• logró
la paz social y la reconciliación de los chilenos
• y todo
esto con un precio del cobre inferior a 1.1 US$/lb, con enmienda Kennedy
vigente y, por ende, un enorme gasto militar para tener a las fuerzas armadas
suficientemente dotadas para nuestra seguridad ante las amenazas de nuestros
hermanables y bienintencionados vecinos."
¡Bien por
Douglas Pollock!
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