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miércoles, 29 de octubre de 2014

LA NUEVA PILLERÍA: VERDADERA MONTONERA…



Hasta las elecciones Presidenciales y parlamentarias la nueva mayoría actuó casi monolíticamente, eran otros tiempos, hoy se conducen como una montonera en la que abundan las puñaladas por la espalda y las descalificaciones son permanentes.






LA NUEVA PILLERÍA: VERDADERA MONTONERA…


Hace solo unos meses, hasta la llegada de Bachelet a La Moneda, en la política chilena era posible ver una nueva mayoría (conocida nacionalmente como nueva pillería e internacionalmente como nueva mediocridad) que actuaba de manera monolítica y a una oposición total y absolutamente dividida y hasta cierto punto atomizada.


Hoy las cosas han cambiado, la nueva mayoría no solo dejó de ser un bloque cohesionado, es ya normal y corriente ver a sus personeros peleándose por la prensa y comienzan a aparecer fisuras ideológicas con los malos proyectos de cambios que está presentando el Ejecutivo, que son claramente estatistas y liberticidas.


La reforma tributaria lograron aprobarla con “fórceps”, presionando a quienes consideraban, y el tiempo les ha dado la razón, que el proyecto era malo, que frenaría las inversiones, que paralizaría la economía y que aumentaría de manera drástica la cesantía, produciendo un desmoronamiento de las expectativas de los chilenos.


Algunos se preguntarán ¿Qué pasó si todo estaba en el programa? el programa fue hábilmente construido en base a consignas y vaguedades, al llevar a proyectos de Ley las materias debieron ser aterrizadas, demostrando que sin lugar a dudas sus autores, básicamente Arenas y Eyzaguirre, más la Presidente, eran una pandilla de improvisadores.


Sin lugar a dudas la guinda de la torta la ha puesto el sectario partido comunista, que no ha dudado en atacar con fiereza a sus socios, provocando problemas de Gobernabilidad al Gobierno de Bachelet. Es lo mismo que hicieron en el Gobierno de Gabriel González Videla, que los puso fuera de la Ley y en el de Allende, al que llevaron al desastre.


El arcoíris que tenía como logotipo la concertación se está desvaneciendo por los “vientos de guerra” que ha desatado la colectividad de la hoz y el martillo, la que, a pesar de hacer gárgaras afirmando que son democráticos, muestra con una inaudita fuerza sus afanes totalitarios y no duda en morder las manos que le han llevado a situaciones de poder.

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