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lunes, 30 de junio de 2014

Cómo entender la aplanadora por Sergio Melnick.






Cómo entender la aplanadora


Sergio Melnick.



Son sólo tres meses de Gobierno, y el escenario nacional se ha complejizado más allá de lo prudente. Por cierto Bachelet se ha ganado legítimamente el derecho a Gobernar, pero no para borrar todo lo que se hizo antes, como lo está haciendo, en base a una mayoría circunstancial.





Chile ha sido, sin duda alguna, el país más exitoso de América Latina en los últimos 30 años. Tanto es así que, por paradójico que parezca, en la última elección Presidencial, el tema de la pobreza no fue siquiera tocado, y pasamos a discutir la desigualdad que tiene otro tenor, otra urgencia y otros parámetros. Somos hoy, de acuerdo a lo anterior, un país de clase media emergente y dominante. Es cierto entonces que Chile cambió, pero lo hizo para bien, lo hizo excelente, alejándose de la triste realidad de muchos países en desarrollo con círculos viciosos de pobreza e inestabilidad.





Entonces, lo que corresponde en nuestro país no es un borrón y cuenta nueva (que uno de los ideólogos del Gobierno, y muy poco clever, designa como la retroexcavadora), sino reforzar aquellas cosas que funcionan, ir corrigendo los temas pendientes, y abordar aquellos asuntos propios del siglo XXI que antes no se conocían, especialmente los derivados de la ciencia y tecnología, la globalización, el medio ambiente, la mujer y otros.





Lo que lamentablemente vemos es un Gobierno que desconoce todo lo previo a éste, que denosta a sus adversarios, y que quiere hacer grandes reformas estructurales en muy poco tiempo, como si todo estuviera mal. Bachelet desconoce así 20 años de exitosos Gobiernos de la Concertación a la que ella misma pertenece y a su propio Gobierno anterior. Insólito por decir lo menos.





Nada hay peor en el desarrollo de un país que Leyes exprés, improvisadas, no debatidas adecuadamente. Esto hace que se cambie la razón por la ideología, el diálogo por las pasiones, la prudencia por el impulso. Así empieza la polarización. Eso genera un muy mal pronóstico.





En la manera de Gobernar con aplanadora, se solicitan recursos adicionales pero sin explicar exactamente cómo se utilizaran, sólo ideas generales. Pero, ¿serán gasto o inversión? Nadie lo sabe, no se ha documentado, no se han mostrado estudios ni justificaciones, menos criterios de evaluación posterior. El gasto nuevo anunciado es simplemente impresionante: US$500 millones en bonos comprometidos a perpetuidad, US$50 millones en transporte escolar de vacaciones a perpetuidad, unos US$100 a 120 millones en dos universidades que salen del sombrero sin estudios que la respalden, así como 5 centros técnicos que podría costar otros US$100 millones, antes de empezar a operar. US$450 millones le llegan al Banco Estado, y US$400 millones a la ENAP, así como varios miles de millones de dólares a Codelco. También hay nuevos Ministerios, miles de nuevos funcionarios públicos, Carabineros y policías. Se han comprometido US$1.500 millones para una agenda de productividad, US$4.000 millones para hospitales (sin indicar cuánto costará y cómo se financiará la operación). Se estima que unos US$5.000 millones se ocuparán en comprar los edificios de colegios existentes, un error garrafal de política educacional. Unos US$2.000 o más millones podría costar la gratuidad escolar, y quizás unos US$3.500 a US$5.000 millones la gratuidad universitaria. Los colegios Municipales pasarán al Gobierno central, pagando o asumiendo las deudas de estos Municipios que son decenas, quizás centenas, de millones de dólares. Para su administración a nivel nacional, se hará una especie de segundo Ministerio de educación con oficinas centrales, Regionales y Provinciales, para controlar estos miles de colegios, y que costará decenas o centenas de millones de dólares al año que no llegan a la sala de clases; pero no sabemos cuánto, ya que no se ha entregado estudio ni estimación alguna. Cuando ello ocurra habrá que financiar todo eso, sí o sí. Se construirán también cientos de salas cunas por cientos de millones de dólares. También se hará una AFP Estatal que serán varias decenas de millones de dólares, una entidad absolutamente innecesaria, de la que no se conoce estudio alguno de viabilidad. Asimismo, se ofreció un nuevo puerto Estatal que costará otros cientos de millones de dólares.





Por si todo lo anterior fuera poco, se anuncian US$1.000 millones adicionales al Transantiago, un plan de mejoras del transporte en las tres ciudades siguientes que no podrían costar menos de unos U$1.500 millones. Si costara menos, sería sólo demagogia. Además, se anunciaron planes de desarrollo Estatales para las Regiones extremas, cifra que para tener seriedad debiera andar en miles de millones de dólares. También se duplica el fondo de pesca artesanal, los fondos de desarrollo regional, y así hay muchas otras iniciativas largas de detallar. Todas estas son “ideas” generales, ninguna detallada, sin estudios que las respalden.  No por nada la Diputado Girardi señaló en la Cámara que ésta era sólo la primera reforma tributaria, porque no sería suficiente.





Curiosamente, no hay una sola palabra sobre calidad de educación, tampoco sobre ciencia y tecnología, menos de modernización del Estado. A la par se castiga el ahorro y la inversión privada, sin que nadie entienda exactamente cómo se van a producir los recursos para financiar esta verdadera hemorragia de gastos.





Tenemos algún precedente de esta manera de gastar. Todos los Gobiernos de la Concertación fueron prudentes en el ejercicio Fiscal, menos Bachelet y Velasco. La dupla aumentó el gasto año tras año mucho más allá del crecimiento, llegando a un promedio de aumento del 10.5% anual, con una tasa de crecimiento del 3% promedio. Ésas son las cifras. Gastaron más de tres veces lo que produjeron, se gastaron la mitad del fondo del cobre de la época, y entregaron el país con un déficit Fiscal de más del 3.3% del PIB. ¡Qué tal!





Todo esto ocurre en una economía que se desacelera, apuntando quizás incluso a menos del 3% de crecimiento el 2014. El impuesto a las empresas pasará del 20% al 35%, lo que es simplemente brutal, aunque sea gradual en tres años. Los empresarios, de acuerdo a las expectativas racionales, ya se empiezan a ajustar parando proyectos, desvinculando personas, bajando costos, apretando los contratos, todo lo cual llega a la PYME. A esa economía se le quiere sacar US$8.200 millones por año, y el Ministro dice que no afecta el crecimiento ni el empleo. Se equivoca de pleno. Lo han criticado los ex Ministros de la propia Concertación. Lo más probable es que nunca logre recaudar esa cifra, pues el proyecto es muy voluntarista. Eso significa que empezará a aumentar el déficit Fiscal sistemáticamente, ya que el gasto ya habrá sido aprobado. Volverá a aparecer la pobreza, lo que demandará nuevos recursos y así empieza el ciclo negativo, propio de los países mal administrados. El Gobierno, sin argumentos y sin querer discutir, rechaza toda crítica como política del terror. Recuerdan que en el período de Aylwin se hizo una reforma de similar magnitud y no pasó nada. La verdad es diferente. Aylwin creció al 7.7% anual por el impulso. Frei sólo lo hizo al 5.4%, Lagos al 4.4%, y Bachelet al magro 3%. ¿No pasó nada?


martes, 24 de junio de 2014

Impacto de la reforma tributaria en los fondos de pensiones, por Cristián Rodríguez A.






Impacto de la reforma tributaria en los fondos de pensiones,
por Cristián Rodríguez A. (*)


En el último tiempo se ha debatido sobre la reforma tributaria, su justificación y sus consecuencias. Afortunadamente, el debate ha permitido encontrar materias susceptibles de mejoras. La intención de esta columna no es entrar en el debate de la reforma en sí ni de su necesidad, sino destacar solo las consecuencias que, de aprobarse como está, tendrá sobre los afiliados a las AFP.


En la actualidad, nuestro sistema tributario es lo que se denomina un sistema integrado, esto quiere decir que los impuestos deben ser pagados solo una vez y por el contribuyente final. En la práctica eso se traduce en que una empresa paga impuestos por sus utilidades y al pagar dividendos a sus accionistas, estos ya traen el impuesto pagado. Por lo tanto quien los recibe, usa el impuesto ya pagado por la sociedad como un crédito al impuesto que le corresponde pagar como accionista y solo paga la diferencia entre su tasa marginal y la que ya ha sido enterada por la sociedad para ese dividendo.


En caso que el accionista se encuentre en un tramo de impuesto inferior al de la empresa, entonces solicita a Tesorería, en su declaración anual de impuestos, una devolución por la diferencia entre el impuesto que debiera pagar y el que la compañía efectivamente pagó. Este sistema es válido para todos los chilenos, en todos sus vehículos de inversiones, excepto para aquellas que mantienen a través de los fondos de pensiones.


Efectivamente, en la actualidad, el fisco no está devolviendo a los afiliados a los fondos de pensiones el crédito por el impuesto de primera categoría que legítimamente les corresponde por los dividendos que reciben de las inversiones que mantienen en acciones chilenas a través de los fondos de pensiones. Esta inequidad tributaria hizo que el fisco se haya quedado indebidamente, solo en el año 2013, con cerca de US$ 90 millones de propiedad de los afiliados a los fondos de pensiones.


Según las cifras del SII, en el año tributario 2013, al menos el 96,6% de los afiliados a los fondos de pensiones, se encontraba en una tasa marginal de impuestos de 15% o menos, por lo tanto deberían haber recibido devolución por el impuesto de primera categoría por los dividendos percibidos.


La reforma tributaria, de la manera que está presentada a la fecha, al cambiar de base percibida a base atribuida, y al no devolver a los fondos de pensiones o a sus afiliados ni el crédito por impuesto de primera categoría ni por la retención de 10% propuesta, entonces, suponiendo las mismas inversiones y utilidades del año 2013 de los fondos de pensiones en acciones de sociedades anónimas chilenas, el perjuicio que se producirá a los afiliados será de US$ 428 millones anuales.


El ministro Arenas ha reconocido públicamente que los Fondos de Pensiones no son contribuyentes y por lo tanto no corresponde que se les haga la retención del 10%, pero a la fecha no hemos visto ninguna indicación al proyecto que así lo explicite.


Respecto del crédito del impuesto de primera categoría, que producto de la reforma tributaria como está planteada pasará de US$ 90 a más de US$ 300 millones anuales, existe un reconocimiento explícito que también corresponde devolvérselo a los afiliados a los fondos de pensiones, pero se argumenta que dado que dicha devolución no se ha realizado en el pasado, no está contemplado hacerlo en esta oportunidad. Esta línea argumental va en abierta contradicción con uno de los cuatro principales objetivos de la reforma tributaria definidos en el mensaje del proyecto, cual es, avanzar en las inequidades tributarias.


Finalmente, a pesar de ser obvio, hay que destacar que producto de la inequidad antes mencionada los afiliados tributan dos veces por una misma renta, la primera vez cuando el fondo de pensiones perciba o se le atribuya las rentas de las compañías en que invierte y luego al gravarse nuevamente con el impuesto a la renta la pensión que reciban.


No tengo duda alguna que nunca ha estado en la intención de quienes han diseñado la reforma producir un perjuicio a los afiliados a los fondos de pensiones, que como indicamos más arriba, son mayoritariamente personas de clase media, ni pretender financiar parte importante de la reforma con tributos que corresponde reembolsar a este grupo de trabajadores chilenos. Es por esa misma razón que queremos levantar hoy el punto y aprovechar la oportunidad para corregir a tiempo este indeseado efecto, que además sin duda repercutiría en el largo plazo en menores pensiones.


El Gobierno tiene la oportunidad perfecta para corregir una inequidad tributaria en contra de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, que se viene arrastrando por años. Sin embargo, de no introducir las modificaciones necesarias en el proyecto de ley, no solo estará dejando pasar esa oportunidad, si no que estará multiplicando varias veces la inequidad ya existente.



(*) Cristián Rodríguez A. Gerente General de  AFP Habitat.


Artículo tomado de Diario El Mercurio.

martes, 17 de junio de 2014

Los patines y la educación de Eyzaguirre, por Gonzalo Müller.






Los patines y la educación de Eyzaguirre,
por Gonzalo Müller.


El Ministro Eyzaguirre encontró una imagen para reflejar lo que inspira la reforma educacional presentada por el Gobierno: los patines. A su juicio, el problema de la educación escolar en Chile se puede resumir en que hay jóvenes que van en patines a alta velocidad y otros a pie pelado, por lo tanto, lo primero es bajar de los patines a los que van muy rápido.


Es difícil de creer, pero la brutal honestidad del Ministro de Educación deja poco espacio a la duda: la decisión es nivelar hacia abajo, pues que nadie pueda acceder a algo mejor es más importante que asegurar y garantizar a todos una educación de calidad. Se trata de bajar de los patines a los alumnos que, en su opinión, gozan del injusto privilegio de una educación mejor, desconociendo el esfuerzo y el derecho de sus padres a darles algo que el Estado no ha sido capaz de ofrecer.


Bajo esta lógica, podemos entender que el primer paquete de reformas apunte a limitar, sino derechamente a entorpecer, el trabajo de los colegios particulares subvencionados. Si se buscara asegurar una verdadera igualdad de oportunidades, el debate y la reforma estarían centrados en la calidad y no en la compraventa de infraestructura.


Peor aún es que la reforma desconfíe de los padres y de sus decisiones. Lo que el Ministro persigue es bajarlos de los patines también a ellos, desconociendo su derecho a elegir la educación de sus hijos, en base a que no todos lo podrían hacer o a que no estarían accediendo a información que les permita tomar una buena decisión. Así, en vez de avanzar en garantizar a todos los padres el derecho a elegir, se prefiere limitarlo o negarlo a quienes lo han obtenido por su propio esfuerzo. Nuevamente, nivelar para abajo.


Las fallas en calidad de nuestro sistema educacional son evidentes, por eso no extraña que más del 60% de las personas quiera una reforma educacional, pero Eyzaguirre sigue centrando su discusión en la propiedad de los colegios y nunca en cómo mejorar la calidad que ofrecen todos los establecimientos.


La base de la lógica igualitaria que soporta ideológicamente esta reforma es ineludiblemente lo que ejemplifica el ministro: partir por nivelar hacia abajo, sin importar que los costos de este experimento social sean asumidos por los estudiantes y familias de clase media que estudian en la educación particular subvencionada. El problema del Mineduc es que los actores sociales de la educación no sólo no comparten su visión sobre el problema, sino que van notificándose de que sólo en la medida en que ejerzan su derecho a oponerse a estos cambios lograrán influir en que no se afecte lo que ellos consideran una buena elección educacional para sus hijos.


Los chilenos se merecen que el Ministro de Educación destine la pasión que derrocha en defender la ideología de su reforma, a pensar y a ponerse en el lugar de los padres y niños a los cuales está afectando. El ideal de la educación al que debemos avanzar es que todos tengan patines, no que todos anden a pie pelado.