Los comunistas y el dinero
por Gonzalo Rojas Sánchez.
Una de
las mayores falacias de la vida pública chilena es que los comunistas son gente
altruista.
Desde
siempre han querido presentarse como individuos desprendidos de todo interés
material, almas puras que se entregan a la causa revolucionaria a través de una
mística oblación. Los medios de izquierda promueven esa imagen y alguna gente
les cree. Pero la realidad es muy distinta.
Al mismo
tiempo, intentan convencer a la ciudadanía de que algunas organizaciones evidentemente
rojas son en realidad instituciones autónomas. Quien haya estudiado algo sobre
el desarrollo del movimiento comunista en los últimos cien años sabe bien que
ellos mismos promueven las organizaciones de fachada, lo que es parte
fundamental de sus estrategias.
O sea,
estamos frente a una doble mentira: ni los comunistas rechazan el dinero ni las
organizaciones que promueven son independientes de su diseño totalitario.
El Presidente
del PC chileno ha afirmado que su partido no tiene relaciones institucionales
con ICAL (Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz) ni con la Universidad
Arcis. Pero en la página web del primero no hay referencia alguna a partidos
que no sean el comunista; respecto de la segunda, la nueva rectora declara que
los comunistas se retiraron. O sea, estaban.
El motivo
para marcar esas distancias ha sido el dinero. Justamente en momentos en que
los comunistas han promovido la demonización de las ganancias en la educación,
el partido de la hoz y el martillo aparece involucrado en operaciones de
inversión, gestión y retiro de platas en una universidad. Oh, el sucio
capitalismo ha manchado también a los inmaculados leninistas.
La
relación de los comunistas con el dinero ha sido poco comentada. Pero es fácil
de pesquisar. Y siempre ha tenido mucho que ver con sus organizaciones de
fachada, destinatarias de enormes recursos. Es un lavado de dinero a la
socialista.
Recibieron
desde siempre millones cuantiosos desde la URSS; durante la UP aprovecharon el
aparato del Estado para blindar económicamente a sus personeros; Cuba, Libia,
Corea del Norte y Vietnam financiaron con millones generosos la formación de
sus terroristas para combatir a la Presidencia Pinochet; la Concertación
compensó a sus activistas con enormes cantidades bajo el rótulo de
reparaciones; los inmuebles en que preparaban la revolución les fueron
devueltos y sus dirigentes juveniles obtuvieron becas para estudiar en las
mejores universidades; hoy, una buena cantidad de sus militantes vuelve a
profitar del Estado en cargos Parlamentarios o ejecutivos, o en ambos, como es
el caso de la pareja Sarmiento-Vallejo. La denostada plusvalía con que los
explotadores esquilman a los proletarios en los mercados demoníacos ha operado
a favor de unos comunistas santurrones y de vida doble.
Si de
nomenklaturas se trata, los del PC alegan no tener nada que ver cuando tienen
que responder de las enormes fortunas de los jerarcas soviéticos y de la
dinastía castrista, pero un análisis a fondo también los dejaría mal parados en
Chile.
Es
difícil que la comisión investigadora sobre las platas de la Arcis tenga éxito
en sus pesquisas. Los comunistas usarán sus recursos para bloquear los efectos
de esa investigación en los medios. Es otra de las manifestaciones de su
magistral dualidad respecto del dinero: mientras lo denigran públicamente, qué
bien lo usan para mover influencias.
Marx
afirmó que una de las dos cosas que hacen perder la cabeza a los seres humanos
es la naturaleza de la moneda; la otra es el amor.
Como el
amor no parece interesarles mayormente, no cabe duda cuál es la que
desequilibra a los comunistas.
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